Recordar es
tratar de almacenar en la Mente lo que hemos visto y oído, lo que hemos leído,
lo que otras personas nos han dicho, lo que nos ha sucedido, etc. etc. etc.
Los maestros y
maestras quieren que sus alumnos y alumnas almacenen en su memoria sus
palabras, sus frases, lo que está escrito en los textos escolares, capítulos
enteros, tareas abrumadoras, con todos sus puntos y comas, etc.
Pasar exámenes
significa rememorar lo que nos han dicho, lo que hemos leído mecánicamente,
verbalizar memoria, repetir como papagayos, loros o cotorros, todo lo que
tenemos almacenado en la memoria.
Es necesario que
la nueva generación entienda que repetir como disco de Radio-consola todas las
grabaciones hechas en la memoria, no significa haber comprendido a fondo.
Recordar no es comprender, de nada sirve recordar sin comprender, el recuerdo
pertenece al pasado, es algo muerto, algo que ya no tiene vida.
Es indispensable,
es urgente y de palpitante actualidad que todos los alumnos y alumnas de
escuelas, colegios y universidades entiendan realmente el hondo significado de
la profunda comprensión.
COMPRENDER es algo
inmediato, directo, algo que vivenciamos intensamente, algo que experimentamos
muy profundamente y que inevitablemente viene a convertirse en el verdadero
RESORTE íntimo de la acción consciente.
Recordar,
rememorar es algo muerto, pertenece al pasado y desgraciadamente se convierte
en ideal, en lema, en idea, en idealismo que queremos imitar mecánicamente y
seguir inconscientemente.
En la COMPRENSIÓN
VERDADERA, en la comprensión profunda, en la íntima comprensión de fondo sólo
hay presión íntima de la conciencia, presión constante nacida de la esencia que
llevamos dentro y eso es todo.
La comprensión
auténtica se manifiesta como acción espontánea, natural, sencilla, libre del
proceso deprimente de la elección; pura, sin indecisiones de ninguna especie.
La COMPRENSIÓN convertida en RESORTE SECRETO de la acción es formidable,
maravillosa, edificante y esencialmente dignificante.
La acción basada
en la recordación de lo que hemos leído, del ideal al que aspiramos, de la
norma, de conducta que nos han enseñado, de las experiencias acumuladas en la
memoria, etc., es calculadora, depende de la opción deprimente, es dualista, se
basa en la elección conceptual y sólo conduce inevitablemente al error y al
dolor.
Eso de acomodar
la acción a la recordación, eso de tratar de modificar la acción para que
coincida con los recuerdos acumulados en la memoria, es algo artificioso,
absurdo sin espontaneidad y que inevitablemente sólo puede conducirnos al error
y al dolor.
Eso de pasar exámenes, eso de pasar año, lo
hace cualquier mentecato que tenga una buena dosis de astucia y memoria.
Comprender las
materias que se han estudiado y en las cuales se nos va a examinar, es algo muy
distinto, nada tiene que ver con la memoria, pertenece a la verdadera
inteligencia que no debe ser confundida con el intelectualismo.
Aquellas personas
que quieren basar todos los actos de su vida en los ideales, teorías y
recuerdos de toda especie acumulados en las bodegas de la memoria, andan
siempre de comparación en comparación y donde existe comparación existe también
la envidia. Esas gentes comparan sus personas, sus familiares, sus hijos con
los hijos del vecino, con las personas vecinas. Comparan su casa, sus muebles,
sus ropas, todas sus cosas, con las cosas del vecino o de los vecinos o del
prójimo. Comparan sus ideas, la inteligencia de sus hijos con las ideas de
otras gentes, con la inteligencia de otras personas y viene la envidia que se
convierte entonces en el resorte secreto de la acción.
Para desgracia
del mundo todo el mecanismo de la sociedad se basa en la envidia y el espíritu
adquisitivo. Todo el mundo envidia a todo el mundo. Envidiamos las ideas, las
cosas, las personas y queremos adquirir dinero y más dinero, nuevas teorías,
nuevas ideas que acumulamos en la memoria, nuevas cosas para deslumbrar a
nuestros semejantes, etc.
En la COMPRENSIÓN
VERDADERA, legítima, auténtica, existe verdadero amor y no mera verbalización
de la memoria.
Las cosas que se
recuerdan, aquello que se le confía a la memoria, pronto cae en el olvido
porque la memoria es infiel. Los estudiantes depositan en los almacenes de la
memoria, ideales, teorías, textos completos que de nada sirven en la vida
práctica porque al fin desaparecen de la memoria sin dejar rastro alguno.
Las gentes que
sólo viven leyendo y leyendo mecánicamente, las gentes que gozan almacenando
teorías entre las bodegas de la memoria destruyen la mente, la dañan
miserablemente.
Nosotros no nos
pronunciamos contra el verdadero estudio profundo y consciente basado en la
comprensión de fondo. Nosotros sólo condenamos los métodos anticuados de la
pedagogía extemporánea. Condenamos todo sistema mecánico de estudio, toda
memorización, etc. La recordación sale sobrando donde existe verdadera
comprensión.
Necesitamos
estudiar, se necesitan los libros útiles, se necesitan los maestros y maestras
de escuela, colegios, universidades. Se necesita el GURÚ, los guías espirituales,
mahatmas, etc. pero es necesario comprender en forma íntegra las enseñanzas y
no meramente depositarlas entre las bodegas de la infiel memoria.
Jamás podremos
ser verdaderamente libres mientras tengamos el mal gusto de estarnos comparando
a sí mismos con el recuerdo acumulado en la memoria, con el ideal, con lo que
ambicionamos llegar a ser y no somos, etc. etc.
Cuando
verdaderamente comprendamos las enseñanzas recibidas, no necesitamos
recordarlas en la memoria, ni convertirlas en ideales.
Donde existe
comparación de lo que somos aquí y ahora con lo que queremos llegar a ser más
tarde, donde existe comparación de nuestra vida práctica con el ideal o modelo
al cual queremos acomodarnos, no puede existir verdadero amor.
Toda comparación
es abominable, toda comparación trae miedo, envidia, orgullo, etc. Miedo de no
lograr lo que queremos, envidia por el progreso ajeno, orgullo porque nos
creemos superiores a los demás. Lo importante en la vida práctica en que
vivimos, ya seamos feos, envidiosos, egoístas, codiciosos, etc., es no presumir
de santos, partir de cero absoluto, y comprendernos a sí mismos profundamente,
tal como somos y no como queremos llegar a ser o como presumimos ser.
Es imposible
disolver el YO, el MI MISMO, si no aprendemos a observamos, a percibir para
comprender lo que realmente somos aquí y ahora en forma efectiva y
absolutamente práctica.
Si realmente
queremos comprender debemos escuchar a nuestros maestros, maestras, gurús,
sacerdotes, preceptores, guías espirituales, etc., etc.
Los muchachos, y
muchachas de la nueva ola han perdido el sentido del respeto, de la veneración
a nuestros padres, maestros, maestras, guías espirituales, gurús, mahatmas,
etc.
Es imposible
comprender las enseñanzas cuando no sabemos venerar y respetar a nuestros
padres, maestros, preceptores o guías espirituales.
La simple
recordación mecánica de lo que hemos aprendido sólo de memoria sin comprensión
de fondo, mutila la mente y el corazón y engendra envidia, miedo, orgullo, etc.
Cuando de verdad
sabemos escuchar en forma consciente y profunda surge dentro de nosotros un
poder maravilloso, una comprensión formidable, natural, sencilla, libre de todo
proceso mecánico, libre de toda cerebración, libre de toda recordación.
Si se descarga el
cerebro del estudiante del enorme esfuerzo de memoria que debe realizar, será
totalmente posible enseñar la estructura del núcleo y la tabla periódica de los
elementos a los alumnos de segunda enseñanza y hacer comprender la relatividad
y los Quanta a un bachiller.
Como hemos
platicado con algunos profesores y profesoras de escuelas secundarias
comprendemos que se aferran con verdadero fanatismo a la vieja pedagogía
anticuada y extemporánea. Quieren que los alumnos y alumnas aprendan todo de
memoria aunque no lo comprendan.
A veces aceptan
que es mejor comprender que memorizar pero entonces insisten en que las
fórmulas de física, química, matemáticas, etc. deben grabarse en la memoria.
Es claro que dicho
concepto es falso, porque cuando una fórmula de física, química, matemáticas,
etc., es debidamente comprendida no sólo en el nivel intelectual, sino también
en los otros niveles de la mente como son el inconsciente, subconsciente,
infraconsciente etc. etc. etc. No se necesita grabar en la memoria, viene a
formar parte de nuestra psiquis y puede manifestarse como conocimiento
instintivo inmediato cuando circunstancias de la vida lo exigen.
Este conocimiento
ÍNTEGRO nos viene a dar una forma de OMNISCIENCIA, un modo de manifestación
consciente objetiva.
La comprensión de
fondo y en todos los niveles de la mente sólo es posible mediante la meditación
introspectiva profunda.